jueves, 12 de febrero de 2009


Sala de espera
parte I
Amanece . . . y cada día amanece diferente (pero en realidad no todos lo notan) cada mañana el sol se muestra diferente, algunos días las nubes pincelan el cielo y nos permite ver su espectacular aparición rodeada de un marco continuamente cambiante, el pulso del nuevo día trae consigo; espectativas, ilusiones, esperanzas, idas y venidas, para unos, pero para otros; rutinas, costumbres y más de lo mismo, solo un transcurrir en el tiempo con muy pocas espectativas y muchas menos ilusiones, es como si su tren ya hubiese pasado, al igual que su tiempo, ahora solo quéda esperar, como en una gran sala de espera.
parte II
Se detuvo el tiempo por un segundo (casi nadie lo notaría) la naturaleza se hizo complice y el viento en su rafaga sopló un poco más fuerte, para disimular que las olas de los mares pasaron de ser pares a impares y para que nadie lo notara, las nubes por un segundo taparon el brillo de aquella luna llena, el cambio fué en el pasaje que se produce entre la noche y el alba, solo aquellos que se mantuvieron en vigilia fueron los elegidos para celebrar dicho acontecimiento.
Como quién mira por una rendija el tiempo ya pasado, imagenes congeladas, atrapadas en el tiempo y en el papel de una fotografía, formando así parte de los recuerdos, no solo de una época, sino también de personas y afectos com/partidos, historias, intrigas, cuentos de los que nos contaban cuando eramos chicos, cuanto de cierto, cuanto de fantasía . . . las imágenes hablan, solo hay que saber escucharlas.
Las antenas parabólicas me molestan
entorpecen el vuelo de las aves

La lluvia
el sol
la luna,
los días y las noches.
Ilusiones; alegrías, descontentos, angustias, recuerdos
sobretodo recuerdos
los llevo colgados en el medio de mi pecho
como una pintura que adorna mi cuerpo
y alegra mi alma
Un color en el horizonte me mostraba que la naturaleza es maravillosa y tratando de pensar en el paisaje me sorprendí recordando la escena de la película . . . cuando las agujas del reloj iban para atrás, quizá en un intento de tenerte nuevamente conmigo, recordando así los días que habíamos pasado juntos, dándome un respiro, como una bocanada de aire fresco para continuar el camino, de pronto vi que el rojo también invadía la autopista, pero no era el rojo de la mañana sino el rojo de las luces traseras de los coches que de a poco se iban apagando y esa imagen distrajo mis pensamientos y me mostraba de esa manera que el nuevo día ya había comenzado y atrás quedaban los días junto a vos . . . así la nostalgia impregnaba la mañana en aquella autopista que no daba lugar a sentimientos.

Ya encontraré el rumbo
y como buen arquero
lanzaré mi flecha certera para liberarme
El día se volvió noche como un presagio de lo que iba a ocurrir los colores se tornaron oscuros y un escalofrío recorrió mi cuerpo, me sentí fuera de esa realidad, no lograba encajar mis sensaciones con el ambiente que me rodeaba, sentí que todo aquello me era ajeno, aquello que siempre había sido mío.
Me descubrí perdido en mí soledad y caminé sin rumbo fijo, hasta que un pensamiento efímero como un puñal helado atravesó la razón y se apoderó de mí para siempre, a partir de ese momento comprendí que el camino trazado ya no tenía retorno.
Cuando asistimos atónitos a una versión de Batman apocalíptica, en la cuál el personaje nos muestra su faceta más humana, las debilidades del ser humano quedan en evidencia, afloran en alguien que siendo inmortal, muere para renacer y seguir siendo el mismo.
Un Batman desmembrado, sin rumbo fijo, alguien como cualquiera de nosotros frente a las adversidades de la vida cotidiana y pienso a que comic pertenecemos, la realidad supera la ficción y me veo muchas veces sin saber muy bien que personaje interpreto en esta historieta de villanos y seres de carne y hueso.
Me despierto en las largas
e infinitas noches del desasosiego
buscando, queriendo ser otro
imagino calles, gentes, lugares diferentes
busco . . . y me encuentro caminando en mi soledad

miércoles, 11 de febrero de 2009