miércoles, 24 de noviembre de 2010

Puedo imaginar tus ojos,
puedo llegar a sentir tu respiración . . . agitada.
Puedo sentir tus palpitaciones en mi pecho,
irregulares, anormales.
Interrogante desesperada en el tiempo del olvido,
inesperada determinación en el mundo de los mortales.
Insignificante partícula viviente en el infinito.

Perpetuo viajero espacial,
ignorado frente a la sensibilidad de quienes determinan
lo que nunca nadie podrá determinar.

Rostros expectantes fueron, los que salimos a tu paso
imaginando como estarías en el interior de aquella nave
que al encontrarse con el reflejo del sol brillo incandescente
hasta apagarse en aquella noche oscura,
hasta perderse inclusive, en nuestro interior . . .
tan infinito como ese cielo que te cobijaba
y te dejaba tan a la deriva.
Agradezco a mi brújula interna, a mis ángeles que me guían
a mi cable a tierra el no haber perdido el rumbo.
Como un marino en medio de un temporal en alta mar,
como un guerrero que aún sigue teniendo sus ideales bien altos y claros


Cerré mis ojos
y comencé a mirar hacia adentro
me observé desde fuera
y en ese espacio indefinido
encontré respuesta
a mis interrogantes.
Se dibujó en mi mente
como un bosquejo,
como una ilustración fiel
de lo que sería el futuro
tan sutil e instantáneamente veloz
que ni siquiera pude percibirlo,
sin embargo hoy
que las imágenes se hacen presente
frente a mis ojos,
lo recuerdo.

Nadie se siente mal ni bien porque sí
siempre atrás de un malestar o dolencia
o de un estado de alegría o euforia
existe un origen, un motivo.
Todos (sin darnos cuenta) somos constructores
de nuestro propio camino
con nuestras decisiones y nuestras acciones
vamos generando la senda
por donde iremos a transitar
nuestra existencia.

La costumbre del día a día
y el acomodarse a la tibieza
de una vida relativamente tranquila
y entre comillas ordenada
nos va haciendo perder la capacidad
de la plenitud y la satisfacción
de nuestro ser y nuestra esencia
confundiéndonos continuamente
y proponiéndonos metas que de antemano
son inalcanzables y así de esa manera
tener la excusa perfecta
de que si algo va mal, no es por nosotros
sino que es culpa de los demás.

El estar tranquilo y en armonía
con uno mismo y con el Universo
que nos rodea y nos protege
es la tarea más sencilla
y la más difícil
a la que debemos enfrentamos todos los días
sin embargo por terquedad o por ignorancia
seguimos cometiendo
los mismos errores una y otra vez . . .

pero no te desalientes
porque de la misma manera que el sol
hace transcurrir el día
y cuando llega la noche obtenemos
un descanso reparador,
llegará el tiempo en que
por aprendizaje, por aceptación o simplemente
porque en algún instante de nuestras vidas
aflore la comprensión suprema
será, en ese momento.
en que nos podamos sentir
parte de un todo.

jueves, 12 de febrero de 2009


Sala de espera
parte I
Amanece . . . y cada día amanece diferente (pero en realidad no todos lo notan) cada mañana el sol se muestra diferente, algunos días las nubes pincelan el cielo y nos permite ver su espectacular aparición rodeada de un marco continuamente cambiante, el pulso del nuevo día trae consigo; espectativas, ilusiones, esperanzas, idas y venidas, para unos, pero para otros; rutinas, costumbres y más de lo mismo, solo un transcurrir en el tiempo con muy pocas espectativas y muchas menos ilusiones, es como si su tren ya hubiese pasado, al igual que su tiempo, ahora solo quéda esperar, como en una gran sala de espera.
parte II
Se detuvo el tiempo por un segundo (casi nadie lo notaría) la naturaleza se hizo complice y el viento en su rafaga sopló un poco más fuerte, para disimular que las olas de los mares pasaron de ser pares a impares y para que nadie lo notara, las nubes por un segundo taparon el brillo de aquella luna llena, el cambio fué en el pasaje que se produce entre la noche y el alba, solo aquellos que se mantuvieron en vigilia fueron los elegidos para celebrar dicho acontecimiento.
Como quién mira por una rendija el tiempo ya pasado, imagenes congeladas, atrapadas en el tiempo y en el papel de una fotografía, formando así parte de los recuerdos, no solo de una época, sino también de personas y afectos com/partidos, historias, intrigas, cuentos de los que nos contaban cuando eramos chicos, cuanto de cierto, cuanto de fantasía . . . las imágenes hablan, solo hay que saber escucharlas.